¿Cuántas veces lees un correo?

Estamos sentados frente a la computadora trabajando en un documento, cuando llega un correo. ¿Por qué lo sabemos? Porque tenemos el aviso de llegada de correos activo. Es de Martín, nuestro jefe (un cliente o alguien importante del trabajo). La frase de comienzo del correo no nos permite medir la temperatura del correo (caliente = hay que contestar de inmediato, frío = te están avisando de alguna pavada que podes leer dos o tres días después).

Seguimos trabajando unos segundos hasta terminar la frase que estamos escribiendo, intentando resistir la tentación de hacer Alt+Tab e ir a ver qué es. Sí, tenemos el cliente de mail abierto también. Y sí, tan locos no estamos, podemos resistir hasta terminar la frase.

Terminamos la frase, hacemos Alt+Tab. Leemos el correo. Quema y por eso no podemos contestarlo ya. Queremos hacerlo con tiempo y tranquilos. Ahora no es momento, nos quedan 15 minutos para terminar el documento que presentaremos en la reunión que empieza. Decidimos seguir trabajando y contestar luego de la reunión. Hacemos Alt+Tab y volvemos al documento.

Cinco minutos después, suena el teléfono. Sí, todo junto. Estamos preocupados por el correo que recibimos, no terminamos el documento y ahora tenemos al teléfono a alguien que no podemos dejar de atender. Hablamos unos minutos y cortamos. 

Hacemos Alt+Tab y volvemos al mail. Seguimos preocupados. Lo leemos nuevamente. Nos enojamos. 

Hacemos Alt+Tab y volvemos al documento. Terminamos de escribirlo y nos vamos a la reunión.

La reunión termina cerca del medio día. Salimos directo a comer. 

Al volver, leemos el mail nuevamente. Revisamos la agenda para ver que se viene a la tarde. Ocupadísimos. Decidimos que vamos a contestar el correo mañana. Mejor recolectar algunos datos y contestar tranquilos. Windows+L, nos vamos a nuestras reuniones.

Vamos chequeando el correo entre reuniones para ver si llegó algo urgente en el teléfono. Cada vez que lo hacemos vemos el subject de ese mail. Las primeras veces no lo volvemos a leer. La tercera reunión viene lenta, leemos el mail nuevamente.

Termina el día, nos vamos a casa. Pensamos en el mail pero no lo leo. "No podemos ser así" nos decimos internamente.

Al otro día llegamos temprano a la oficina para sacarnos el tema de encima. Leemos el mail nuevamente. Armamos la respuesta, que se envía automáticamente.

Nos vamos a una reunión. Volvemos. Chequeamos si hay respuesta a nuestra respuesta. Leemos nuestra respuesta una vez más para ver si está bien o no (como si pudiéramos cambiarla ahora). Leemos el mail original nuevamente. Por suerte seguimos pensando que lo que contestamos está bien. 

¿Les pasó algo así alguna vez? ¿Cuántas veces leímos ese mail? Les paso una lista tentativas de cosas que están mal:

1. Tener el aviso de mail activo.
2. Leer mails cada vez que llega uno nuevo.
3. Tener el cliente de mail abierto.
4. Tener el envío automático de mails para que salgan directo una vez escritos.
5. Tener el mail a la vista en la Bandeja de Entrada hasta contestarlo (mejor dejarnos una tarea que sea contestar el mail, con el mail adjunto).
6. Chequear el mail en reuniones.
7. Leer un mail más de una vez, antes de tomar acción o definir tareas.

Seguimos pensando..

PD1: Imaginen si encima nuestra respuesta al mail no nos gusta en la segunda lectura! PD2: Donde dice "escribir un documento" pueden poner "escribir código". PD3: Está en primera persona del plural porque somos Gollum.