Grading on a curve
En mi paso por la escuela fui sometido a distintos sistemas de medición. Desde las clásicas notas de 1 a 10, hasta los "alcanzó", "no alcanzó" y "superó". En todos los casos, más allá de los cambios de letras a números y de escalas de diez valores a escalas de menos valores, una cosa permanecía constante: Si todos estudiábamos existía la posibilidad de que todos saquemos 10 (diez)! La nota dependía del alumno exclusivamente y no de los demás.
Luego cuando le llegó la hora al MBA, el sistema cambió. Aquí se utilizaba un método conocido como grading on a curve. En este sistema no solo es necesario saber y satisfacer un nivel mínimo de conocimiento, sino que la nota depende también de cómo le vaya al resto. Para ser concretos, hay una determinada cantidad de notas 10 que pueden asignarse y ya no existe la posibilidad de que todos la logremos.
Todo este preámbulo viene a cuento de que, a mi entender, la dinámica del mundo de los negocios debe interpretarse con el segundo sistema. No tiene sentido pensar que los empleados y las empresas son evaluados en términos absolutos e independientes del contexto (aunque todavía hay gente y empresas que operan bajo el primer sistema).
Cuando hablamos de remuneraciones y premios de personas y, como dije en Testing de Software y Tournament Theory y En Testing de Software lo que importa es el resultado, es usual basarse en la teoría del torneo.
Cuando hablamos de clientes y empresas, es claro que los clientes evalúan en términos relativos y basados en el contexto. Son muchos los servicios o productos donde la gente elige el menos peor pensando en que si bien no es lo que uno querría, es lo mejor que uno puede conseguir.
La moraleja tiene una parte buena y otra mala. La mala es que no alcanza con hacer las cosas bien, hay que hacerlas mejor que los demás. La buena es que no es necesario hacer las cosas excelente, sólo hay que hacerlas good enough [1].
Seguimos pensando..
[1] ¿Es esta realmente una buena noticia?
Una gran ventaja de este método es que obliga a el/los evaluadores a tomar contacto con la realidad antes de poner un objetivo. Se evita así poner objetivos que estén basado en suposiciones, deseos o fantasías pero que después en la práctica pueden estar o muy por encima de lo alcanzable o muy por debajo del mínimo razonable, y por ende pierden efectividad como motivadores.
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