Los horarios están rotos

Gente, basta de engañarnos. Alguien tiene que decirlo por el bien de todos y de la productividad.

Los horarios están rotos.

Ya no podemos luchar contra la realidad que impera en estos tiempos de distanciamiento social y trabajo remoto. Salvo contadas excepciones de trabajos más operativos o en tiempo real, la gran mayoría de la gente debe relajar un poco y dejar de intentar mantener las rutinas de trabajo que teníamos en la previa. Esto no será para siempre, obviamente. Pero cuanto antes lo aceptemos mejor estaremos.

Estando en casa y conviviendo con otras personas (hijos, pareja, familiares, etc.) que también quieren y deben hacer cosas, no podemos forzar todo para trabajar de 9 a 18, con una hora para comer en el medio. 

Vamos a tener que aceptar algunas incomodidades para mantener los niveles de productividad y que el mundo siga rodando de la mejor manera posible. Sí, es medio impopular lo que estoy diciendo pero, como diría un padre de los 70s, "lo hago por tu bien" y "a mí me duele más que a vos".

Pensando en esto, y solo a modo de ejemplo, creo que vamos a tener que 

• Aceptar llamadas fuera de horario de oficina porque el resto del mundo tal vez se atrasó ayudando con la tarea a un chico y recién te puede llamar a las 19hs.
• Aceptar que en los días "feriado" también hay que trabajar un poquito porque es un momento tranquilo y hay cosas que cuanto antes salgan mejor para que el otro pueda hacer más fácilmente su trabajo.
• Aceptar que las cosas deben ser más asincrónicas porque es muy difícil lograr reuniones virtuales productivas en este momento.
• Ser más creativos a la hora de mantener a todos en la misma página (escribiendo más, hablando por teléfono o por video, usando el chat -por desgracia-) porque si no nos coordinamos y comunicamos bien, hay desperdicio (retrabajo, marcha y contramarcha, etc.).

No sé qué opinan, seguro hay más cosas que vamos a tener que hacer debido a esta pandemia y el que quiera las comenta. Lo que sí sé es que el mundo necesita que todos aportemos nuestro granito de arena y no en el ojo del prójimo como diría Mafalda.

Seguimos pensando..