Las queremos todas

Todavía hoy, transcurridos 20 años del manifiesto ágil, seguimos complicados con este temita de la agilidad.

Veo todo el tiempo clientes que quieren "implementar agilidad en la organización" [1] pero también quieren "saber todo de antemano y tener todo definido y claro, antes de empezar (el tiempo, el costo, el plan, etc.)". Es cierto, la planificación no tiene porque ser enemiga de la agilidad, hay intersección entre la planificación estratégica y la agilidad. El problema es que hay que encontrarla y vivirla. En ese transcurrir habrá que tomar decisiones duras. No podemos tener todas las ventajas de cada mundo y ninguna de sus desventajas. Habrá tradeoffs. Debemos estar preparados.

Veo también este "las quiero todas" en los planteos que hacen sobre los perfiles que necesitan para formar sus equipos ("quiero un PM pero ágil", "quiero un analista funcional, que sea product owner", "quiero un tester que sea analista funcional") y en las expectativas que tienen respecto a los cambios culturales y de las personas ("cambiamos a fulanito -15 años como funcional de un legacy- a un rol de scrum master en el proyecto X y no está funcionando", "pusimos a menganito -un tester que hacía pruebas funcionales sobre el sistema Y- para que forme parte de una célula ágil y se encargue de las pruebas manuales y automáticas del equipo, no está pudiendo automatizar"). Las personas pueden cambiar pero necesitan ayuda, tiempo y espacio. Cuando les damos estas cosas, inclusive nos sorprenden avanzando más rápido de lo que esperábamos y una vez que entran en ritmo, no hay quien nos pare.

Paciencia gente, no las podemos tener todas nunca y menos si las queremos ya. Mejor ir probando y ajustando, necesitamos un movimiento y no un mandato.

Seguimos pensando..

[1] Seamos buenos e interpretemos esa cita textual de un cliente como "queremos hacer que nuestra organización funcione con mayor agilidad".

Foto de Olya Kobruseva en Pexels