Ejecutivos que intercambian figuritas, ¿el lado B de la transformación?
Hace unos días asistí algo impensado para mi. Un after office de ejecutivos que se reúnen, acompañados de sus hijos, para cambiar figuritas y "llenar el álbum".
Confieso que al principio, cuando supe del evento fui un poco escéptico, pero me daba curiosidad y fui. Luego de ver la convocatoria y cómo se desarrolló el evento, realmente, me saco el sombrero. Una genialidad.
En un rato a la noche en tan solo un par de horas de un día lunes (!!!), en un makerspace empresarial de pleno microcentro de Buenos Aires puder ver varios de los emergentes relacionados con la tecnología que mencionamos tanto, en este hiperactivo mundo actual. Voy a comentar cuatro aunque siento que podríamos agregar varias más:
- El primero es que el evento surgió vía redes sociales. Fueron algunos ejecutivos que formaron espontáneamente grupos de Whatsapp para intercambiar figuritas. Había tenido una experiencia como niño que intercambiaba en el colegio. También tuve mi fase de padre que se juntaba en Monroe y Amenábar para intercambiar con mi hijo. Ahora asistí a una tercera variante, como consultor que asiste a una reunión pseudo laboral donde la excusa también es el intercambio… de figuritas.
- La segunda tiene que ver con que la audiencia se amplió. En mi época ("in a galaxy far far away") eran los niños quienes coleccionaban figuritas. Hoy veo que hay también adolescentes, millennials y hasta ejecutivos intercambiando. De hecho algunos padres parecían más interesados en completar el álbum que los propios niños. Tal vez antes yo no era consciente pero ahora veo muchos adultos en "la movida", inclusive alguno te dice que es una forma de encontrar un puente entre generaciones.
- La tercera es, aquí también, la irrupción de las apps. Panini sacó una app para el celular que permite gestionar las figus que faltan compartiendo info con los demás. Muy linda, muy funcional y muy piola para generar fidelización con la marca. A mi en lo personal no deja de darme cierta nostalgia analógica (era lindo llevar de niño el papelito con los números que faltan o de grande ver a tu hijo ejercitar su memoria recordando a todos los jugadores y las figus que les faltan).
- La cuarta es el uso de dinámicas ágiles en contextos impensados. En la reunión al principio eran intercambios de a dos (costosos desde el punto de vista del tiempo) pero en un momento a un asistente se le ocurrió empezar a escribir en un pizarrón "nombres de personas y a las que les faltaban" y todo cambió. En cuestión de segundos todos se agruparon alrededor y empezaron a regalar (si, leen bien) las que tenían para que cada uno complete su álbum. Fue algo muy interesante e inspirador. Fue eficaz (pues rápidamente varios completaron su álbum), fue un claro ejemplo de una técnica ágil (había un tablero visible para todos alrededor del cual un equipo trabajaba para cumplir la meta), fue divertido porque el clima de la sala cambió radicalmente para bien (risas, bullicio, cooperación) y fue raro (porque seguramente algunos de esos ejecutivos en su día a día ni locos se pararían frente a un pizarrón a trabajar colaborativamente con un equipo de gente de distintos niveles organizacionales).
Una parte de mí se resiste a pensar que esta es una mejor relación que la que yo tenía con las "figus". La otra ve como natural que hoy sea de esta manera con whatsapp, app de smartphone, agilidad y un poco de tecnología esparcida por la sala.
Seguimos pensando..
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