Intenté cerrar un servicio y no me dejaron
Era un servicio de baja rentabilidad en un cliente que no escuchaba nuestros pedidos ni nos tenía en cuenta. Ellos permitían ajustes, pero muy por debajo de lo que nuestros costos habían crecido. Ante esta situación pedimos formalmente dar de baja el servicio. Establecimos un plan sugerido de cierre, avisamos con tiempo que nos íbamos y... magia.
El cliente hizo las cuentas, calculó cuánto le iba a costar el cambio (imagino que revisó cuánto tiempo y esfuerzo necesitaba para conseguir otro proveedor, el proceso que debía seguir para elegir y convocar opciones y el tiempo que iba a necesitar para poner a punto al nuevo equipo) y decidió mejorar su oferta.
Seguimos pensando..
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