El resultado le gana al esfuerzo

Todos nos hemos metido alguna vez en una discusión sobre qué premiar: esfuerzo o resultado. Bueno, esta es una de esas veces.

Para hacer las diferencias bien gráficas podemos empezar por poner en un extremo al empleado (o miembro de un equipo) que es todo esfuerzo pero nada de resultado y en el otro al que consigue el resultado sin ningún esfuerzo. En esta situación, la elección es fácil. Tal vez es triste pero dado que tenemos dos opciones, la cosa es clara.

En el mundo empresarial lo que importa son los resultados por lo que elegimos al que logra el resultado sin esfuerzo.

Sin embargo, la vida no es así de simple y es común encontrarnos en situaciones donde la cosa no es tan blanco o negro sino gris. ¿Qué pasa si ambos consiguen el resultado pero uno se esfuerza más? Aquí ya empezamos a tener algunas opiniones encontradas. ¿Premiamos al que logró el resultado sin esfuerzo por su talento o premiamos al que además de lograr el resultado, pone su esfuerzo?

Más allá de que podemos pensar en situaciones reales donde convendría inclinarnos por una u otra opción, en lo que todos vamos a coincidir es que el esfuerzo sin resultado no alcanza. Si usáramos una metáfora futbolística, tiene sentido discutir sobre cómo jugamos cuando ganamos. Si perdemos, nos estaremos cuestionando el esfuerzo y la transpiración.

Seguimos pensando..

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