El fin de semana


Les dejo algo que escribí un sábado a la mañana..

El fin de semana

Lo primero que podemos decir respecto del fin de semana es que plantea una grieta importante entre aquellos que lo diseñan minuciosamente para "aprovecharlo al máximo" y los otros, los que van improvisando a medida que transcurre.

Sin embargo, en el comienzo siempre todo es alegría. Tenemos dos días en blanco para llenar con actividades que nos dan placer. En mi caso por ejemplo, en este momento estoy levantado medio tempranito y medio tarde. Medio tempranito porque la casa todavía no arrancó y estoy a solas. Medio tarde porque me levanté un poco más tarde respecto al horario de la semana y eso me hace estar más descansado y con pilas.

Generalmente el problema se plantea un rato después de levantarnos, cuando empezamos a pensar cómo utilizarlo bien, haciendo las actividades correctas. Sería el famoso tema de hay que aprovechar el fin de semana. Ahí la cosa se complica porque son muchas las actividades que compiten entre sí para conseguir un lugar en este escaso lapso de tiempo. El fracaso, a mi entender, está asegurado y es inevitable.

Si metemos poco ritmo, lo que queda afuera nos va a hacer sentir mal. Pensamientos como "debería haber hecho esto" o "por qué no hice aquello" atormentarán nuestras horas, principalmente del domingo a la noche aunque también tendremos resabios durante la semana.

Si por el contrario, apostamos a hacer todo lo que queremos hacer cuando llegue el fin de semana terminaremos agotados y sin posibilidad de descansar. Aquí el tormento vendrá en forma de "no pude dormir la siesta" o "ahora vuelvo al trabajo sin haber podido desconectarme".

Pasemos al sábado a la noche que es un momento definitivamente lindo. Si bien con los años el tipo de cosas que uno hace va cambiando, es el punto de la semana en el que hacemos algo que nos gusta. Sólo un selecto grupo de seres humanos logra transcurrir ese tiempo negativamente. Podemos salir, quedarnos, estar solos o acompañados pero definitivamente casi siempre hacemos algo placentero.

Esto sucede básicamente porque no hay presión de ningún tipo. No siento que desperdicio el tiempo porque todavía me queda el domingo. No "debería" estar haciendo nada porque es sábado a la noche. El único riesgo al que tenemos que estar atentos es si por algún resquicio se nos filtra un "podría haber hecho esto o aquello en lugar de lo que estoy haciendo". El impacto de este riesgo es alto pero la probabilidad es baja así que tranquilos. Seguimos.

El domingo es un día peligroso, precipitado. Por un lado, por la mañana, la sensación todavía es de alegría porque hay tiempo para aprovechar el fin de semana pero por otro, a medida que el día transcurre, la sensación de pérdida va ganando nuestros corazones.

Los más jóvenes dirán que ellos duermen hasta tarde el domingo porque salieron el sábado por la noche y que están felices de hacerlo sin saber que con los años eso cambiará irremediablemente. A los ojos de un viejo se pierden la mejor parte del día pero bueno, hay cosas que necesitan el paso del tiempo para volverse más claras.

El medio día es neutro. En general es un momento reservado para almuerzos familiares, con lo bueno y lo malo que eso conlleva. Viendo el lado positivo, estamos haciendo algo útil porque estamos amortizando en una sola comida ver a varias personas. Lo negativo es que son momentos de tensión y ajetreo. Reuniones grandes, gente gritando, muchos niños tal vez, demasiado preparativo, etc. Dichosos aquellos que puedan hacer en esos momentos algo distinto por que tal vez eso marque la diferencia. Como esos detalles que cuando suceden, cambian la historia. Esa pelota que si pasaba 20 cm más a la derecha, entraba y hacía que ganemos el mundial.

La tarde [del domingo] es el momento más subvaluado del fin de semana. Muchos pasan del ajetreo del medio día a la depresión de la noche sin escalas. Algunos, los más "positivos" encuentran en la merienda un último resquicio para ganarse unos puntos en la cuenta corriente del finde. Aquí se me viene a la cabeza ese video de Gallardo donde repite en el banco "ustedes no saben lo importantes que son los goles!!". Sumar puntos positivos durante todo el fin de semana es fundamental para poder entrar al domingo a la noche con un buen colchón emocional.

El domingo a la noche es terrible, depresivo, interminable. Los pensamientos del estilo "perdí el fin de semana" o "no hice nada de lo que quería hacer" nos asaltan la cabeza. Estamos como si tuviéramos un dementor sentado al lado nuestro.

Algunos agregan un programa a la noche para estirar la alegría un poco más, pagando el precio de tener un despertar de lunes peor. Son estrategias, cada DT con su librito digo yo. En mi caso, el domingo a la noche es para sufrir y recibo mi destino lo más estoicamente posible.

Igualmente el fin de semana no termina en la cena del domingo señores, nos queda algo más. Tenemos que bajar los decibeles en la casa para irnos a dormir y poder levantarnos con pilas para arrancar la semana. Para algunos esto es sólo un norte al que apuntar pero al que nunca llegamos. Sería un ideal pero la realidad es que acostarse temprano, dormir bien y empezar con pilas la semana no existe, son los padres. No hay manera de que nuestro cuerpo acepte alegremente que la joda terminó y se viene una semana nueva de trabajo.

Al final, ¡no sé para qué existen los fines de semana!

Seguimos pensando..

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