La transformación digital de las personas


Es común, en estos días, escuchar a todos hablando de la transformación digital que las empresas están atravesando, sufriendo o anhelando. Sí, porque algunos están en proceso (aprendiendo al hacer, equivocándose y/o teniendo éxito) y otros están en un paso previo (diciendo que lo necesitan sin hacer nada efectivo para avanzar).

No es tan común escuchar sobre la transformación digital que están viviendo las personas, en la que también hay mucho para ganar y en diferentes planos. 

En el plano del hogar nos encontramos con 
  • artefactos más inteligentes (encendiéndose y apagándose a control remoto) y fáciles de usar (interfaces de voz)
  • menos cables (todo gira alrededor del wifi)
  • menos papeles (cada vez más cosas llegan y se almacenan en forma digital)
  • formas de controlar más uniformes (todo empieza a manejarse desde una tableta o un móvil erradicándose así los miles de controles remotos que teníamos por ahí)
  • menos libros físicos (pues empiezan a comprarse y leerse en formatos digitales)
  • menos discos, DVDs, etc. (para algunos por lo menos)
En el plano de las personas nos encontramos con
  • un aumento de actividades realizables en el móvil (ampliando ventanas de atención y agilizando los tiempos)
  • un aumento de actividades realizables en forma remota (ahorrando tiempos de viaje y gastos)
Es interesante ver que, muy de a poco, empiezan a aparecer actores hablando del tema. Los primeros obviamente han sido todos los gurúes de la productividad que han centrado sus estrategias alrededor de la automatización de tareas repetitivas con la idea de ahorrar tiempo y esfuerzo principalmente. Pero también hay empresas. Algunas, como esta, que tiene como objetivo organizar una vida digital para las personas y otras, mas de retail, centradas en proveer soluciones de IOT o domótica.

Tal vez para algunos sea arduo dejar viejas costumbres pero de a poco todos tendremos que transformarnos, aprendiendo a lidiar con la nueva realidad que se nos impone. Para cerrar les dejo un ejemplo pequeño de este fenómeno: 

Piensen ¿cuántos de ustedes tienen un familiar o conocido cercano que se empecina en recibir la boleta en papel (siendo totalmente insensible con los arboles, dicho sea de paso) para ir hasta el banco y pagar el servicio en cuestión? Seguramente todos tenemos varios. Piensen ahora ¿cuánto tiempo se sostendrá ese status quo? Hoy las empresas, con la bandera de los costos, están recortando los envíos físicos de boletas y papeles. Están tan enfocadas en eso que hasta dan beneficios económicos a quienes aceptan cambiar. Ya hay bancos sin sucursales por lo que aunque tengamos la boleta, ya no hay sucursal a donde ir. Es cierto, hay muchos otros puntos de pago y perder a las sucursales de los bancos no achica tanto la cantidad de lugares, pero para esos tengo otros argumentos también: la seguridad de no andar con el efectivo, la facilidad de hacerlo en cualquier horario, el menor esfuerzo de desplazamiento, ...

Seguimos pensando..

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