Otra víctima de la impuntualidad y van...

impuntualidadEn las últimas semanas he sido víctima de la impuntualidad en repetidas ocasiones y en distintos ámbitos. Nada terrible, unos minutos aquí, media hora allá y hasta cuarenta minutos en alguna. Tampoco voy a pararme en el olimpo de los dioses de la puntualidad que nunca llegaron tarde a ningún lado. Si bien suelo ser puntual, a veces puede fallar.

Obviamente hay casos en que existe una razón que justifica perfectamente la demora pero en otros realmente no. Por ejemplo puede ser un caso aislado de alguien que accidentalmente se retrasó o puede ser un caso más de alguien que sistemáticamente llega tarde. Podría ponerme a analizar si llegar tarde está bien, mal, justificado o injustificado, pero la verdad es que quería reflexionar un poco en el otro lado: 

¿Qué me pasa a mi cuando alguien con el que tenía una reunión se retrasa (o peor, no viene)?

Creo que pensar en el abanico de emociones por las que la víctima pasa (sí suena un poco teatral llamarla así, no?) no sólo le sirve a ella, sino también a la otra parte. En el caso de la primera, le permite manejar mejor la situación de modo de no afectar el resultado de la reunión por este mal comienzo y en el caso del "impuntual" puede servir para manejar con mayor empatía ese momento también.

Veamos..

  • La primera sensación es la duda. ¿Era a esta hora o no? ¿Era en este lugar o no? ¿Me confundí de día?
  • Luego de chequear y re-chequear que no hemos cometido un error, viene la segunda sensación, la ansiedad. ¿Por qué no viene? ¿Le habrá pasado algo? ¿Habrá cancelado y yo no me enteré? ¿Si no tenemos la reunión hoy cuando la haremos? ¿Cuál es el impacto de no tener la reunión?
  • La tercer sensación es la impaciencia. Pensamientos como "si no iba a venir me debería haber avisado" o "mi tiempo también es importante también" saltan a la mente. "Ya llevo media hora aquí (cuando en realidad pasaron 3 minutos)".

En este punto llegamos a una encrucijada de 3 caminos para nuestra reunión: cancelación por ausencia, llegada sin disculpa o llegada con disculpa. Sólo si la reunión transcurre por el tercero podemos evitar la cuarta sensación, el enojo.

Repasemos los tres caminos:

  1. Si la persona no llega es obvio que no lograremos los resultados esperados para la reunión y que la presentación de algún tipo de explicación es mandatoria. El enojo se hace presente rápidamente pues no olvidemos que no es una cancelación "a tiempo" y la víctima ya tuvo un costo.
  2. Si la persona llega y no se disculpa el enojo aparece también y, dependiendo de para qué era la reunión, se hace presente ya en el primer comentario por lo que los resultados esperados peligran[1].
  3. Si la (o las) persona(s) llegan [2] y dan una explicación razonable y correctamente expresada, tal vez la situación se remonte y la reunión finalmente produzca el resultado esperado. Expresar correctamente la explicación tiene que ver con realmente sentir lo que se dice y no usar sólo una frase hecha para salir del paso. Este es el único camino que tal vez no termine en enojo.

En este punto es bueno decir que la víctima puede (o debe) manejar la situación con profesionalismo y lograr los resultados de la reunión aún estando enojada. Más allá de lo que el impuntual haga o deje de hacer, la buena noticia es que podemos lograr los resultados que esperamos de la reunión si logramos pasar a la quinta emoción, la tranquilidad [3].

Me intriga saber cómo manejan ustedes este tipo de situaciones y cuál es su sensación respecto al tema en sus ámbitos de trabajo.

Seguimos pensando..

[1] En mi opinión hay muy pocas situaciones en las que realmente se justifique llegar tarde y no decir nada al respecto. Sin embargo, y suponiendo que esto no fuera cierto, estoy casi seguro que esta estrategia no es recomendable cuando vamos a una entrevista laboral, visitamos a un potencial cliente por primera vez o atendemos a un proveedor importante por primera vez.

[2] Nadie dijo que estuviéramos solos esperando o que el "impuntual" fuera una sola persona.

[3] Los que no me conocen podrían sugerirme no abandonar nunca la tranquilidad ... pero bueno..

Comentarios

  1. Hola, no digo que todas las personas, pero muchas de las personas impuntuales tienen un trastorno obsesivo compulsivo que no les permite darle prioridad al horario, sino a hacer lo que tienen que hacer antes de salir.
    Por lo cual, por mi parte, pongo una cuota de compresnsión y realmente no me molesta que no cumplan el horario.

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